Las empresas tienen un crédito para formar a sus empleados, pero sólo un 20% lo aprovechan.
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Cada año participan 340.000 empresas y se forma a más de 4,6 millones de empleados.
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Uno de cada cuatro ocupados en ERTE ha aprovechado para formarse.
Todas las empresas con asalariados disponen de un crédito anual para la formación de sus empleados. Este crédito se calcula aplicando a la cuantía ingresada por la empresa por este concepto el año anterior, los porcentajes que, en función del tamaño de su plantilla, fija cada año la Ley de Presupuestos Generales del Estado. El problema es que sólo un 20% de las empresas que potencialmente pueden acceder a esta bonificación la aprovechan.
El dato lo aporta la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (Fundae), encargada de impulsar y coordinar la ejecución de las políticas públicas en materia de Formación Profesional, en el ámbito del empleo y las relaciones laborales. En formación programada para las empresas (formación bonificada) participan cada año unas 340.000 empresas y se forman a más de 4,6 millones de participantes en acciones formativas.
El presupuesto se financia mediante las bonificaciones en las cuotas sociales y alcanza unos 661 millones de euros anuales. La tasa de cobertura de las empresas en esta iniciativa es del 20% en el tejido productivo, entendiendo por tasa de cobertura el porcentaje de empresas que realizan formación para sus trabajadores en relación con el total de empresas inscritas en la Tesorería General de la Seguridad Social.
Este crédito anual para la formación de los empleados se hace efectivo a través de bonificaciones en sus cotizaciones sociales. Esta iniciativa apoya de manera particular a las pymes, ya que el porcentaje para calcular el crédito para la formación es mayor cuanto menor es el tamaño de las empresas, y todas las entidades tienen un crédito mínimo de 420 euros anuales.
Madrid, Cataluña y Navarra son las comunidades que más aprovechan la posibilidad de esta actividad formativa.
En cuanto al ámbito territorial, Comunidad de Madrid, Cataluña y Navarra son las comunidades que presentan un perfil más dinámico en relación a la actividad formativa y superan ampliamente la tasa media de cobertura nacional. Ceuta, Melilla y Extremadura son las comunidades o ciudades autónomas que obtienen el menor peso de participantes respecto a su volumen de ocupación.
Por sectores de actividad, el mayor volumen de empresas formadas se concentra en el ámbito de las actividades de sanidad y servicios sociales, educación, intermediación financiera, actividades inmobiliarias, transporte, comercio, comunicaciones y actividades socioculturales. La agricultura es el sector con menos presencia en la formación bonificada.
Los ERTE, una oportunidad para formarse
En el último año un millón de trabajadores afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) recibieron formación, según datos del Ministerio de Trabajo. Eso supone que uno de cada cuatro ocupados en esta situación aprovechó este periodo sin empleo para formarse en alguna materia o habilidad con el objetivo de ampliar su empleabilidad y aumentar sus posibilidades de reincorporarse a la actividad.
El principal promotor de los cursos no fue el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), sino las empresas privadas. Así, un 85% de los beneficiarios accedió a los cursos organizados por sus propias empresas, mientras que el 15% restante, se formaron a través de los cursos programados por el SEPE.
La formación continua es el instrumento con el que las empresas buscan mejorar las aptitudes y capacidades de sus empleados, por lo tanto, es un factor que puede incrementar la competitividad de todos los sectores económicos. Sin embargo, muchas de las entidades, especialmente las micropymes, desconocen cómo pueden aprovechar este sistema de formación bonificada, cuya financiación se obtienen de las cuotas que todas las sociedades pagan a la Seguridad Social.